domingo, 22 de marzo de 2009

Historias de la Comunidad (2)

Como les comenté en la publicación pasada sobre la comunidad, hay muchísimas historias internas y con este post les quiero comentar algunas otras.

El Origen

Esta gran obra de solidaridad comienza como resultado de un hecho lamentable. Miguel Rodríguez, fundador de la Comunidad, sufre la pérdida de su tercer hijo, de tan sólo 4 meses de edad. Este hecho cambio de raíz la óptica de vida que tenía Miguel.


El, a pesar que acababa de perder a su hijo, se dio cuenta que a su alrededor había otros niños, los hijos de la calle, que sí podían ser salvados de ese sufrimiento en vida que es no tener qué llevarse a la boca, con qué abrigarse o un techo donde protegerse. Decidió que no podía permitir que otros niños sufrieran la misma suerte que el suyo y abocó su trabajo a ayudar a los niños de la calle.

Lo que un primer momento fue compatibilizar su labor como director de una agencia de noticias con dar alimento, medicinas y cobijo a esos niños, pasó a ser una dedicación a tiempo completo. Dejó su trabajo para dedicarse sólo a los niños e incluso tuvo que dejar su casa por falta de espacio y se mudó a un terreno cedido en Ventanilla junto con su familia: esposa, dos hijos biológicos y casi 50 hijos de la calle.

Poco a poco y con gran esfuerzo empezó a ser posible la construcción de alojamientos dignos para todos, así como el inicio de algunos talleres que permitieran que esos niños, además de aprender un oficio, generasen recursos para el autofinanciamiento de la comunidad. El primer taller que se creó se dedicaba a fabricar tortas de cumpleaños. Esta época fue crítica ya que en algunos casos había que trabajar 24 horas en el taller para salir a vender alfajores y/o tortas que permitieran a los niños poder alimentarse cada día.

En el año 1988 se constituyen ante los Registros Públicos como Asociación sin Ánimo de Lucro bajo el nombre de Comunidad de Niños La Sagrada Familia y desde entonces han ayudado a miles de niños a crecer y desarrollarse positivamente aportando a la sociedad.


Sobreponiéndose a la adversidad


Ella es Sonia, tiene 19 años y desde los 12 está con la comunidad. Llegó traída por la policía luego de escapar de su hogar en Cusco y venir por sus propios medios a Lima. Su padre los abandonó cuando ella tenía 3 años y su madre alcohólica no pudo hacerse cargo de ella. Llegó a las calles de Lima y empezó a vivir ahí, con sus vicios y problemas, hasta que llegó a la comunidad. Hoy, 7 años después, es una joven universitaria que domina el inglés, anhela terminar su carrera de administración y empezar a producir en la sociedad. En sus propias palabras, la comunidad le ha cambiado la vida y le ha dado nuevas razones para superarse y labrarse un futuro.

Historias como esta son posibles gracias al apoyo de la comunidad, todos los que en ella trabajan y los que anónimamente la ayudan. Se parte de esto, ayuda a la comunidad.

La historia de Alberto es otra de las tantas que existen y que son un buen ejemplo del bien que hace la comunidad a la vida de estos niños. A él lo encontraron en las calles con el codo luxado y un cabestrillo improvisado que le hicieron sus amigos de la calle. A sus cortos 7 años su padre lo obligaba a salir a las calles a vender caramelos. Cantaba y vendía en los micros con las clásicas conchitas de acompañamiento. Un día que tenía mucha hambre “cometió el error” de comerse los caramelos y no pudo llegar a su casa con la “cuota” del día. Esto desató la ira del padre quien de tanto doblarle la mano le luxó el codo además de algunos otros golpes que no vale la pena detallar. Eso fue suficiente para que decidiera irse de su casa y prefiriese las calles aunque él tuvo suerte porque a los pocos días lo encontraron y lo llevaron a la comunidad. Estuvo albergado por más de 10 años y aunque hoy ya no vive ahí, hoy es un joven universitario que estudia muy fuerte para alcanzar cada ciclo los promedios que le sirvan para mantener la beca de estudios que consiguió.

Ayudemos a niños que como Alberto se esfuerzan desde pequeños para salir adelante a pesar de los obstáculos que la vida les ha puesto.

Esta joven mujer tiene 22 años y llegó a la comunidad cuando tenía sólo 11. Su infancia fue traumática. Obligada a salir a vender caramelos a las calles llegaba a su casa sólo para ser violada por su padre, ritual que se repetía desde que tenía 8 años. A los 11 fue rescatada y desde ese entonces vive en la comunidad con la anuencia de su padre. Incluso unos años después buscaron a su hermana quien hoy también vive en la comunidad. Luisa está a punto de terminar su carrera técnica de turismo y ya es traductora oficial de inglés, idioma que domina a la perfección gracias al apoyo de los voluntarios extranjeros que llegan a la comunidad a ayudar.

Según el propio fundador y director de la comunidad, es una chica muy inteligente y podría llegar a ser la futura directora del albergue, oficio que le encantaría asumir en algún momento y para el cual se prepara.

Nosotros también podemos ser parte de estas historias de éxito frente a la adversidad. Historias que podrían estar llenas de esperanza para miles de otros niños. Hagamos que las historias de Sonia, Alberto y Luisa no sean una excepción.

A pesar de no estar presentes físicamente en la comunidad, todos podemos ayudar desde nuestras casas aportando y asegurando que esta noble labor continúe y crezca en los años por venir.


Nuestra meta: su futuro




* Los verdaderos nombres y fotos de las personas a las que hacen referencia las historias se han reservado por confidencialidad

1 comentario:

  1. bueno para empezar dire que me llamo alain roger claros yo vivi en esta comunidad ya hace casi 14 años y de verdad estar alli cambioo mi vida de una menera que tal vez vivendo com mis padres jamas la hubeira hecho aprendi muchas cosas buenas y tambien cosas malas pero como decia "el profe miguel" como cariñosamente lo llamabamos debiamos descartar lo malo y quedarnos com lo bueno aprendi lo que es verdaderamente una comunidad en la cual no hay (o no habia en ese entonces) paredes el que deseaba quedarse lo hacia porque queria dejar de lado ese sufrimento de la calle o tal vez el maltrato de parte de la familia. el que se quedaba era el que decia ya no mas ya basta de seguir con esa cadena de sufrimiento quiero ser mejor cambia de alguna manera ese estilo de vida conoci a muichas personas alas cuales ya no veo èro recuerdo la comunidad con mucho cariño y nostalgia la verdad no se de quien es este blog pero que bueno que haya uno y aver si alguien que estubo alli y por x razones no puede ir al menos que se de un tiempo y escribir aqui desde aqui un abrazo muy muy fuerte al prefesor miguel lo quiero mucho

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